lunes, 7 de noviembre de 2011

aumentó el porcentaje de mujeres jefas de hogares


En 1990 uno de cada cinco hogares argentinos tenía como jefe de hogar a una mujer. Hoy en día, la relación asciende a un tercio de las familias. Así lo sostiene un informe publicado en forma conjunta por la Organización Internacional de Trabajo (OIT) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Entre otros temas, “Trabajo y Familia: hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social” estudia la dinámica de los hogares urbanos con jefatura femenina en América Latina durante el período 1990-2007.

En líneas generales, el informe destaca el incremento de la participación de los hogares liderados por mujeres en todos los países de la región. Y precisa que las familias con jefatura femenina representan hoy un 30 por ciento del total de los hogares latinoamericanos.   

Comparando las dinámicas particulares que manifestaron los países, se observa que México registró el aumento más significativo de las familias que poseen esa condición, con una variación porcentual de 67,74 por ciento. Por su parte, en la Argentina, a comienzos de la década pasada el 21 por ciento de los hogares eran comandados por mujeres. Las últimas cifras indican que la participación se elevó a 32,5 por ciento, es decir que prácticamente una de cada tres familias nacionales cuenta con jefatura femenina.

Nicaragua es el país latinoamericano que presenta la mayor proporción hogares liderados por mujeres: 39 por ciento. Opuesto es el caso de Guatemala, donde sólo el 22,5 por ciento de las familias son comandadas por personas adultas de sexo femenino.

El fenómeno recientemente descrito responde a un proceso de reestructuración familiar. Hasta hace tres décadas, en la región dominaba el modelo clásico de familia nuclear, en la cual sólo el hombre trabajaba remuneradamente. Este modelo ha perdido su importancia, así como también han disminuido las familias extensas, en las que además de madres y padres hay otras personas adultas en la casa. En cambio, han aumentado las familias con dos fuentes de ingreso, los hogares unipersonales y los monoparentales, en los que una sola persona adulta se hace cargo de la familia.

Los hogares monoparentales liderados por mujeres enfrentan enormes dificultades para combinar el trabajo doméstico y de cuidado con las actividades remuneradas. De ello dan cuenta dos datos aparentemente contradictorios. El primero es que la mayoría de las mujeres jefas de hogar están en el mercado laboral. Sin embargo, estos hogares tienden a ser más pobres: como se ha mencionado en un artículo anterior, en 11 de 18 países de la región la incidencia de la extrema pobreza es superior en este tipo de hogares que en el resto de las familias. La principal causa está asociada a los menores ingresos que perciben estas mujeres debido a la discriminación salarial, por la mayor dificultad que enfrentan para conciliar el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares sin contar con la ayuda de otros adultos. Frente a una oferta y cobertura de servicios preescolares insuficientes, estas mujeres deben buscar alternativas que generalmente van en detrimento del cuidado de sus hijos o hijas; o del trabajo en que se insertan.

Las mujeres siguen sin tener las mismas oportunidades laborales que los hombres

La Confederación Internacional de Sindicatos (CSI) y la Fundación Wageindicator difundieron un informe en el que advirtieron que las mujeres siguen sin tener las mismas oportunidades de empleo que los hombres.
Conmemorando el Día Internacional de la Mujer, la Confederación Internacional de Sindicatos (CSI) y la Fundación Wageindicator difundieron un informe en el que advirtieron que las mujeres siguen sin tener las mismas oportunidades de empleo que los hombres.

Basado en las respuestas de la encuesta mundial de Wageindicator, el informe buscó analizar los factores que influyen en las decisiones de las mujeres a la hora de trabajar. Si bien destaca que el acceso al empleo remunerado ha mejorado considerablemente, el estudio sostiene que existe una amplia disparidad entre los tipos de empleo que ocupan los hombres y las mujeres. Observa una presencia desproporcionada de mujeres en el trabajo a tiempo parcial y una sobrerrepresentación en las economías informales. La segregación profesional repercute negativamente en las mujeres: hay más mujeres con empleos de estatus inferior, y menos en puestos directivos de estatus superior. Así, gran parte de las mujeres quedan atrapadas en empleos menos estables y mal remunerados.

En relación a las causas que determinan la disparidad laboral, el informe apunta contra las disposiciones en materia de cuidados infantiles, la carga de tareas del hogar y la discriminación en el lugar de trabajo, todos ellos factores que restringen las decisiones profesionales y laborales de las mujeres.

Por otra parte, en el marco del programa internacional que promueve el trabajo decente, el informe destaca las normativas nacionales establecidas para la protección de la maternidad en el trabajo, la lucha contra la discriminación de género y la igualdad de oportunidades para padres y madres trabajadores en siete países: Argentina, Brasil, India, México, Países Bajos, Reino Unido y Sudáfrica. Sin embargo, el estudio denuncia que, en muchos casos, las leyes nacionales no son aplicables a todas las mujeres trabajadoras: aquellas que se desempeñan en el sector rural y en economías informales son las que mayor riesgo corren.

las mujeres trabajan mas horas por menor remuneracion

En comparación con sus colegas masculinos, las mujeres trabajan durante jornadas más prolongadas y ganan menos. Este es el principal resultado de una comparación internacional sobre la brecha salarial de género, basada en una encuesta que obtuvo medio millón de respuestas y que realizara la Wage Indicator Foundation entre 2006 y 2010.

Este resultado es independiente del nivel de desarrollo de la economía o la región. Sin embargo, cuanto más desarrollado el país y menos tradicionalista la sociedad, menor es la brecha de género. Por ejemplo, una mujer dinamarquesa gana el 91% de lo que obtiene su igual masculino. En el extremo opuesto, la mujer india gana apenas el 64% de lo recibe su equivalente masculino.

En general, las mujeres muestran un mayor grado de insatisfacción que los hombres. Esto es atribuido al hecho que, concluida su jornada de labor, les espera aún hacerse cargo de las tareas del hogar. Por tanto, su jornada de trabajo total es siempre más extensa que la de los hombres. Cerca de la mitad de las mujeres manifiestan su insatisfacción con esta situación en contraste con la gran mayoría de los hombres que se expresan conformes con cómo disfrutan las horas de ocio luego de su jornada de trabajo.
Este informe ha sido publicado con motivo del Día Internacional de la Mujer que se celebra el 8 de Marzo y puede leerse completo en su versión en inglés en The Gender Gap - A comparative analysis of wages in times of recession.
La Wage Indicator Foundation viene recopilando información sobre salarios vía Internet desde 2001 en un número creciente de países que totaliza 55 en 2011. La base de datos es actualizada permanentemente.